16 de febrero de 2011

Hotel...

Pasé unas cuantas horas después del incendio. Ya estaba oscuro y el lugar se veía tétrico...

- ¡Te toca cubrir la inauguración del Hotel España!
- Claro, estaré ahí a las ocho.

No me gustan este tipo de eventos. Hay que venir con vestido y eso de colgarse una cámara, y cargar con grabadora, libreta de notas y una pluma que no falle lo hace aún más incómodo. Por otro lado, la enorme mochila que tengo que cargar para guardar todo esto hace perder el glamour... Sí claro. Como si yo lo tuviera (sic).

Muy bien, la conferencia de prensa va a empezar así que será mejor que me abra paso entre toda esta bola de fotógrafos que creen que son dueños del lugar. Hay que tener cierto respeto por una mujer que usa tacones y un vestido, así que en vez de empujarlos sólo les suelto un suave "con permiso" con la voz más sensual que me sale. Se mueven en seguida.

Estamos a la mitad del protocolo cuando, no sé si sólo soy yo, pero me da la impresión de que la temperatura del lugar está subiendo. Tiene sentido, estamos a mitad de julio, pero se supone que el A/C está encendido y, después de todo, estamos en época de lluvias. Al parecer no soy la única, pues programas, carpetas y hojas con boletines empiezan a ir y venir. Los organizadores se dan cuenta y hacen señas para que vean qué pasa. Todo parece funcionar bien.

Por fin termina el dichoso acto. Puedo decir que he terminado, pero antes de irme a casa tengo que pescar algún funcionario que todavía ande por aquí, le hago un par de preguntas y listo. Puedo rescatar aunque sea un par de horas de mi viernes.

Estoy por salir del lugar cuando mi celular suena y veo que Toño me está llamando. Contesto y lo oigo un tanto preocupado cuando me pregunta si estoy bien. Dice que tiene siete llamadas perdidas de mi número. ¿Siete? Ni en mis peores momentos... Le digo que estoy bien y que tal vez se trata de una confusión, que... "Espera un momento... el candil se mueve... ¡creo que está temblando!" Me responde aún más desconcertado que no, que no está temblando. "Te llamo luego."

La gente está desconcertada y de pronto nos damos cuenta que no hay señal en los teléfonos... mucho menos 3G. ¿Qué pasa? Derepente dos jóvenes salen como bala del baño de hombres en obvio estado de shock. Balbucean y es casi imposible entender lo que dicen.... mucho menos creerles. Hablan de gente herida y que primero estaban y luego ya no...

Empiezo a recordar lo que pasó hace cinco meses, pero... No puede ser. Esas cosas no existen. Además esta cadena tiene la fama de que todo siempre les sale bien. Siempre. Esta inauguración no puede ser la excepción. Pero... ¿y la explosión? ¿Los heridos? ¿Los muertos? Nadie se preocupó por ellos aquí. Dejaron que sus familias se los llevaran y no hubo más... Este lugar tiene algo, me queda claro...

Empiezan a oírse ecos en el vestíbulo... gritos... dolor... cada vez más fuerte. Quiero salir de aquí, esto es surrealista y definitivamente no quiero ver nada. Las puertas se cierran. Oh, oh... "No saldrán, no de aquí". Saco mi grabadora y empiezo un nuevo archivo. Digo al micrófono "Venganza" y espero. Espero a que todo termine...

1 comentario:

Nic dijo...

Me encantó el ritmo de la narración, apenas un poco más que todo aquello que queda sin decir, pero el aire misterioso del final lo hace un poco confuso, sobre todo por la palabra "venganza". Creo que habría que buscar una forma más certera de disparar la flecha en el cierre. Pobre de la protagonista, se cree tan anodina, me identifiqué con ella. Pero también queda volando lo de la entrevistaque busca con el funcionario y lo de las siete llamadas perdidas, por más que le busco no le encuentro el sentido a esos dos elementos.
Saludos desde la hoguera