Después de un poco de presión para dejar de ser un huevo y manejar hasta el Diana, llegamos al teatro justo cuando Eugenio Derbez y su hija estaban dando la bienvenida. Tan cómico como siempre él jaja... ¡En serio! Hizo de un momento supuestamente muy solemne algo muy entretenido y digno de recordar, pues presentó a la ganadora de la Mayahuel de esa noche: Agnès Varda, directora, fotógrafa, camarógrafa y a veces actriz francesa cuyo trabajo es conciderado pionero en la llamada "nouvelle vague".
Luego empezó la película y antes de decir más o menos de qué se trata, la recomiendo AMPLIAMENTE -sí, así como esa palabra-. Es una historia de amor (creo), pero no del típico monito guapo que se enamora de la monita guapa y fin. No, es diferente. Se trata de como un hombre de 34 años se enamora de Laura, una empleada de más o menos su edad. Él tiene síndrome de Dawn.
Como toda buena buena película europea (española en este caso), la historia no se centra en el aquí o el ahora de los personajes, sino en lo que arrastran del pasado y la complejidad de lo que viven para que sean como son en ese momento y por qué tienen que encajar tan precisamente bien el uno con el otro.
La cinta es una forma de conocer un poco mejor cómo es ser diferente. Y te das cuenta que ahí los complejos no existen, las represiones tampoco y nadie tiene miedo de expresar lo que siente, excepto tal vez los que sí están "sanos".
Laura (a Daniel): ¿Para qué quieres ser una persona normal?
1 comentario:
Yo también te quiero! Desde siempre.
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