27 de abril de 2009

Influenza...

En la mañana dijeron en el noticiero, "Si hace seis días le hubieran dicho que esto pasaría, muy probablemente se hubiera reído". Yo creo que es cierto. Si a mi me hubieran dicho que en México habría una epidemia, no me la creía. Sería como uno de esos chistes malos en los que todo le pasa a una misma persona. Digo ya hemos tenido crisis, inundaciones, terremotos y ahora de nuevo crisis y la novedad de la enfermedad esta de la influenza porcina... ah sí... y el pequeño sismo de hoy... por si algo le faltara a nuestros queridísimos capitalinos.

Debo admitir que sí he llegado a pensar que todo esto es una exageración y que tanta desinformación e información cruzada está haciendo que la gente caiga en la paranoia. Pero luego recuerdo lo que se siente tener influenza y créanme, no es algo que le desee a alguien por más leve que me haya pegado.

Luego pienso en que en esa ciudad se encuentra gente importante para mi y quieras o no, exageración o no, es inevitable preocuparte. Me dicen que hasta la misma ciudad se siente rara. No tanto por el miedo como en otras partes (los defectuosos ya están curtidos)... es más que nada incertidumbre. Las calles están vacías y los negocios cerrados; bueno dicen que ni coches se ven y eso en el Distrito ya es decir.

Hasta en mi propia ciudad la gente se ve extraña. ¿Cuándo se había visto que la gente lleve cubrebocas hasta en sus carros? En las oficinas sólo esperamos indicaciones y de repente llegan e-mails comunicando que se suspenden hasta las videoconferencias. En la mía estamos en un pequeño caos que al mismo tiempo nos da un respiro... pero bueno, esa es otra historia...

En fin... todo esto de alguna manera te hace poner las cosas en perspectiva. Es algo nuevo que estoy segura a muchos de nosotros nunca nos había tocado vivir. Es algo que no conocíamos y que te hace detenerte un momento. Quieras o no te saca de la rutina; pone algo nuevo en tu mente e incluso te hace ver la suerte que tienes...

15 de abril de 2009

Por qué los hombres siguen siendo necesarios en casa



Ustedes se preguntarán qué hace una botella de "El jugo de la vida" en mi blog... Ustedes se preguntarán por qué hay unas manos tratando de estrangularlo... En realidad esta botellita (bueno botellota) es el ejemplo perfecto de por qué la gente se sigue casando y por qué los hombres siguen siendo tan necesarios en la casa.

Había una vez dos niñas que vivían felices en un departamento lejos, muy lejos de aquí (como a 12 horas de camino). Un día se les antojó tomar por la mañana un rico y frío jugo de mango. Cuando se disponían abrirlo... no, esperen... ¡No se abrió!

Lo intentó una, la otra, la una dándole golpes, la otra se puso a contarle el capítulo de The Big Bang Theory en el que Leonard... ok, ok, olvídenlo. La otra con agua caliente, la una con el choque de temperaturas entre la flama de la estufa y el chorro de agua fría, la otra con un cuchillo... hasta que llegó el oh todo poderoso tenedor, se rompió el sello y... voilà! Jugo 100% natural según la etiqueta entrando a nuestro sistema.

El punto es que si en casa quieres que te reciban con toda la alegría del mundo y con un cariño incondicional, pues te compras un perro. Si tienes ganas de sostener una conversación larga y profunda por las noches, para eso existe Internet y MSN... de hecho hasta puedes hablar con varias personas al mismo tiempo. Who needs men then?

La respuesta está en la botella... Sí ¡adivinaron! Sin ellos no podríamos abrir el jugo, la mermelada, la mayonesa y una que otra mostaza que de vez en cuando se pone rejega. Lo siento chicos pero así es...

...

Está bien, está bien... debo admitir que no podemos vivir con ustedes y mucho menos sin ustedes... No, esperen... ¡siempre está el tetra-pack!